lunes, 12 de septiembre de 2011

PESCA CON SEÑUELO EN EL PANTANO GARCÍA DE SOLA

Aprovechando las vacaciones estivales, el Martes 16 de Agosto decidimos pasar un día de pesca en el pantano García de Sola. También llamado Puerto Peña, el embalse se localiza en el sur de Extremadura. Las enormes formaciones rocosas  que lo circundan  junto con  una abundante vegetación típica de bosque mediterráneo  otorgan una gran belleza al paisaje. Su riqueza  en avifauna incluye especies como el buitre leonado, la cigüeña negra, el águila real, el águila perdicera, el águila calzada o el halcón peregrino entre otros.
Es, sin embargo, es su riqueza piscícola la que nos había llevado hasta allí, pues el lugar es famoso por la captura de grandes lucios y hermosos ejemplares de black-bass.


Sabiendo que tendríamos que aprovechar las horas en las que no apretase demasiado el sol, comenzamos pronto nuestra jornada y a las seis de la mañana ya estábamos listos para salir desde el camping en el que nos encontrábamos, a solo unos dos Km. del pantano. Nuestra sorpresa fue que el madrugón no nos sirvió de mucho, pues teníamos el coche dentro del camping y la puerta se mantuvo cerrada hasta las ocho. Una de las principales premisas de todo buen pescador es no dejarse vencer por las adversidades y tomarse las contrariedades con el mejor humor posible. Por eso, no desaprovechamos el tiempo; aseguramos  las bananas del catamarán que llevábamos sobre el coche y revisamos el material: Dos cañas de spining y señuelos variados granbay (peces artificiales), vinilos entre los que incluimos lombrices watermelon y cangrejos. También llevábamos mucha agua y algo de fruta.
Al llegar al pantano nos sorprendió la calma del agua, que como un espejo se extendía por entre los roquedales y acariciaba las encinas. Para llegar a la zona de pesca había que caminar en descenso hasta la orilla. La orografía del terreno hacía que tuviéramos que medir nuestros pasos para no caer al agua con todos los aperos. Aunque con esfuerzo, logramos  montar el catamarán y preparar el equipo de pesca. Decidimos comenzar con señuelos de superficie tipo poper y paseantes pero enseguida nos dimos  cuenta de que no había actividad. Por esto decidimos utilizar granbay que profundizaban hasta  1,20 metros.



Después de un rato cambiando modelos  tuvimos la suerte de comenzar a obtener las primeras capturas de black-bass utilizando un Cracking Rap de siete cm color S hasta que una picada de lucio se llevó mi señuelo. Los lucios persistían  hasta que viendo que podían arrancar nuestros punteros y ya que nuestra intención era capturar black- bass, Manuel decidió utilizar un señuelo barato de color amarillo que no le importaba perder. Nuestra sorpresa fue que aquel señuelo le dio un juego increíble pues al poco tiempo descubrimos que las picadas de black-bass se sucedían una tras otra. Afortunadamente llevábamos dos señuelos iguales. Cada vez que nos decidimos por un señuelo, lo compramos por pares ya que puede suceder que pierdas un señuelo con el que has estado obteniendo buenas capturas. El buen resultado del señuelo amarillo nos muestra una vez más que gastar más dinero no garantiza el éxito  pues los peces no saben de precios ni de modas ni de marcas. Debemos estar atentos a las condiciones en las que nos encontramos: color y densidad del agua, climatología y la mayor o menor actividad del pez.  Por ello no nos cansaremos de decir que somos nosotros los que nos tenemos que adaptar al pez y no el pez a nosotros.


Las elevadas temperaturas hicieron que abandonásemos la pesca a pesar de las continuas capturas que estábamos consiguiendo. De vuelta en el campin frente a una refrescante y merecida cerveza charlamos con otros pescadores  Todos nos decían que el día no había sido muy fructífero. Les  explicamos cómo llegar  a la zona en la que habíamos estado pescando.
El éxito que habíamos tenido por la mañana nos hizo volver por la tarde a la mismo  lugar de pesca. De nuevo entablamos conversación con los pescadores con los que habíamos hablado en el camping. Después de preguntarles,  supimos que no habían tenido mucho éxito. Comenzamos de nuevo a  hacer trabajar nuestro señuelo amarillo y las capturas no dejaron de producirse. Los otros pescadores nos miraban con recelo ya que intentaban averiguar cuál era el señuelo con el que estábamos pescando.


 No  tuvimos  problema en enseñarlo. Sus señuelos naranja no resultaban adecuados, probablemente por la turbiedad de agua. La prueba de que habíamos acertado de pleno con el material que estábamos utilizando la dio Manuel al lograr capturar  el mayor Black- bass  de la jornada. Un precioso ejemplar de 2700 Kg. Comenzaba a oscurecer cuando lo soltamos. Le vimos desaparecer, bajo el agua, majestuoso y tranquilo. Luego, mucho más arriba, sobre la loma nos volvimos para mirar el pantano desde lo alto. El agua aún se resistía a desprenderse del sol que se ocultaba tras las lomas y como a fogonazos, repartidos por la superficie, quedaban aún charcos de color grana que las carpas rompían con sus saltos.